Lo que los políticos te pueden enseñar sobre cómo hacer un elevator pitch

Lo que los políticos te pueden enseñar sobre cómo hacer un elevator pitch

Reconozco que era un poco reacia a escribir sobre el Debate Decisivo del lunes 7 de diciembre.

Ese que reunió en un plató de televisión a Pablo Iglesias (Podemos), Albert Riverla (Ciudadanos), Soraya Sáenz de Santamaría (Partido Popular) y Pedro Sánchez (Partido Socialista).

Sin embargo, tras verlo entero y comentarlo a través de Twitter en directo, me di cuenta de que las dos horas de debate daban para un máster en comunicación eficaz ante la cámara.

Y que, en especial, se podía sacar muuuucho jugo del minuto final en el que cada participante se dirigió a la ciudadanía mirando directamente a la cámara.

La verdad es que ese minuto final se ganó por méritos propios la denominación de elevator pitch.

 

¿Qué es un elevator pitch?

Si eres emprendedor, seguramente te sonará el término elevator pitch.

Un elevator pitch es un discurso en pequeño formato (tiene una duración de un minuto, aproximadamente) en el que presentas tu idea o tu negocio a otra persona.

La finalidad del elevator pitch es vender tu idea a la persona que te está escuchando. Quien dice vender dice convencer de que es buena, llamar la atención o despertar su interés por ella.

Un minuto es poco tiempo para que tu idea conquiste el corazón de alguien. Por eso, tenemos que tener claro cómo hacer un elevator pitch para reunir, en un minuto, todo lo que es especial y atractivo en nuestra idea, de modo que el otro no pueda resistirse a su encanto.

Y eso es lo que trataron de hacer nuestros políticos en el Debate Decisivo que se emitió el lunes 7 de diciembre de 2015.

Cada uno de ellos tuvo un minuto para vender su idea a la audiencia. Una idea que, en sus casos, es una opción política.

Se notaba que a todos les habían entrenado en cómo hacer un elevator pitch. Todos iban a convencer, a vender, a ganar.

En esos cuatro minutos de oro ocurrieron cosas muy interesantes. Lecciones de comunicación eficaz que podemos recuperar no sólo para mejorar nuestra comunicación ante la cámara o para comprender cómo hacer un elevator pitch, sino también para llegar a los valores y al mensaje subyacente de cada uno de los políticos que participaron en el Debate Decisivo.

Por eso, en este artículo cedo el testigo a los políticos: cada uno de ellos se convertirá, por un día, en tu profesor de comunicación eficaz ante la cámara y te mostrará cómo hacer un elevator pitch (o cómo no hacerlo).

De cada uno extraeré varios puntos de mejora y, al menos, una fortaleza.

Además, he querido jugar un poco y tratar de adivinar el valor subyacente de cada uno de los discursos. ¡A ver si estás de acuerdo con las elecciones!

Sin más preámbulos… ¡vamos a conocer a tus nuevos profesores de comunicación eficaz ante la cámara!

AVISO PARA NAVEGANTES: Los participantes del Debate Decisivo están listados siguiendo el orden alfabético del primer apellido.

elevator pitch

Pablo Iglesias: el valor de la esperanza

El minuto final de Pablo Iglesias ha viajado como un cohete por las redes sociales.

Si algo hay que reconocer a Iglesias es que fue el único candidato que trató de empatizar con la audiencia a través de su discurso.

Primero, comprendiendo y sacando a la luz el sufrimiento que ha acarreado la crisis económica de España (“no olviden los desahucios, no olviden los ERES de Andalucía, no olviden los recortes en educación…”).

Después, apelando a diversas tipologías de persona: “Sonrían a los autónomos y a los pequeños empresarios, a los que se levantan a las 6 se la mañana para trabajar, a las madres con jornadas de 15 horas…”.

No en vano, creo que el valor que subyacía en el discurso de Pablo Iglesias era la esperanza, un valor que suele emocionarnos, porque nos coloca en el futuro, en las expectativas.

Y la emoción es una de las características esenciales que debe tener un buen elevator pitch.

Pero Pablo Iglesias, como cualquier hijo de vecino, tiene sus puntos de mejora.

Si te fijas, la expresión de su rostro no varía ni un ápice entre la primera parte del discurso (“no olviden”) y la segunda (“sonrían”). Iglesias se mantiene serio en ambas mitades del elevator pitch.

Su discurso trata de emocionar, pero su lenguaje corporal contrarresta el poder de sus palabras.

Conviene que el cuerpo y la voz acompañen el mensaje. No hubiera estado mal una leve sonrisa de Pablo Iglesias que subrayara el mensaje de esperanza que quería dar.

Parece que los golpecitos en el pecho que se da al final querían suplir esa falta de emoción… pero, para mí, están de más.

Esos golpecitos me recuerdan a los típicos jugadores de fútbol americano de las películas universitarias estadounidenses que se declaran a la cheerleader de turno. “I love you, nena”.

Algo que también habría funcionado mejor habría sido cambiar el “no olviden” por el “recuerden”.

Nuestro cerebro no procesa la palabra “no”. Y te presento la mejor prueba de ello: ¡No pienses en un elefante naranja!

¿A que lo primero que te ha venido a la mente es un elefante naranja? Si nos empeñamos en olvidar, no olvidaremos; si queremos no olvidar, olvidaremos.

Si queremos que alguien recuerde algo, tenemos que dirigir su mente hacia el recuerdo, no hacia el olvido.

Te animo a ver el discurso de Pablo Iglesias sustituyendo mentalmente cada “no olviden” por un “recuerden”. ¿Cómo cambia la experiencia?

 

Albert Rivera: el valor del cambio

Si de Pablo Iglesias se viralizó el minuto de oro, de Rivera se ha hecho popular algo bien diferente: su bailecito de izquierda a derecha (algunos tuiteros sacaron chiste político de esto…).

Ese movimiento viciado e incontrolable procedía, en efecto, de los nervios, y no fue el único signo de inseguridad de Rivera durante el debate: se tocaba los botones de la chaqueta sin motivo, miraba los papeles compulsivamente, movía las manos sin ton ni son…

No nos gusta ponernos ante la cámara porque “nos ponemos nerviosos”. Sí, es cierto, pero no debemos quedarnos en confundir la causa con el efecto: los nervios son el efecto o el síntoma de otra causa, que normalmente es más profunda, como inseguridad o falta de confianza en uno mismo.

Durante sus intervenciones, Rivera miraba constantemente a Soraya Sáenz de Santamaría, como si estuviera buscando su aprobación. Es cierto que no lo hizo durante el elevator pitch

…pero, en cambio, se le iba la vista a su derecha demasiado de vez en cuando. ¿Por qué? Probablemente, porque allí estaba su cronómetro.

Pero hay que tener en cuenta en un elevator pitch no vas a saber cuánto tiempo te queda para acabar. Y mirar el reloj lo único que denota es falta de preparación.

Puede parecer que apartar la mirada de vez en cuando es algo sin importancia, pero ¿no es cierto que crea una sensación de falta de concentración, de no estar siendo atendido del todo por el que habla?

Vamos a hilar fino. En el minuto 0:33, Rivera habla de “una transición más ciudadana, una nueva era política”.

Si te fijas, la primera mitad de la enumeración acaba en curva vocal ascendente (la voz se va al agudo). Cuando escuchamos estas curvas, nuestro cerebro cree que, seguidamente, vendrá un segundo punto en la enumeración QUE NO SERÁ EL ÚLTIMO PUNTO, o un “y” seguido del último punto.

Sin embargo, Rivera no coloca ni un “y” ni tampoco otro ítem en la enumeración. La frase queda suena rara al oído. Si lo escuchas, te darás cuenta.

¿Qué hay que reconocerle a Rivera? La llamada a la acción final, que viene reforzada por pistas que ha dejado caer a lo largo de su elevator pitch.

Porque al principio dice: “Los españoles irán a votar masivamente: estoy convencido”. Y, al final, llama a la acción: “Cuento con ustedes, cuento con vosotros”.

Presuponer y expresar el futuro comportamiento de la persona que escucha tu elevator pitch es una estrategia muy eficaz para aumentar las posibilidades de que acabe actuando como tú deseas que actúe.

Obviamente, en el elevator pitch de tu blog (que puedes grabar y colocar en tu home) no vas a decir explícitamente “cómprame”, pero puedes introducir fórmulas más sutiles, como: “Si me necesitas, ya sabes dónde encontrarme”, o “cuando necesites X, acuérdate de mí”.

¿Y cuál es el valor que quería transmitir Rivera? El del cambio. ¿Pruebas verbales? En un elevator pitch de un minuto dice todo esto: “reformar”, “mejorar”, “nueva etapa x2”, “nueva transición”, “nueva era política”, “cambiar x4”.

Soraya Sáenz de Santamaría: el valor de la estabilidad

Me pasé el Debate Decisivo rogándole secretamente a Soraya Sáenz de Santamaría que vocalizara.

En su elevator pitch tampoco acertó con la vocalización. Fijaos cómo, nada más empezar, se traba descaradamente en “decide” y en “cambio”.

En un minuto de elevator pitch cada palabra es importante.

Como a Rivera, a Sáenz de Santamaría se le iba la vista al cronómetro, y además de forma aún más exagerada que al líder de Ciudadanos.

pillados

¡Pillados!

Ensayar un elevator pitch (o cualquier otro discurso de tiempo muy marcado y limitado) es esencial para que nuestro reloj interno asimile su duración exacta y podamos reproducirla sin tener que acudir al cronómetro.

Los que lleváis un tiempo en Tecomunicas sabéis que no soy nada partidaria de las recetas mágicas de la oratoria, el “no hagas esto, que se te da fatal” o “haz lo otro porque queda mejor”.

Pero viendo a Sáenz de Santamaría tengo la sospecha de que su asesor de comunicación le dijo que moviera las manos así o asá porque esto queda bien y esto otro va a reforzar tu mensaje.

Para mí esto es un error, porque estoy segura de que su movimiento natural de manos (sea el que sea) habría ayudado muchísimo más a reforzar su mensaje.

Que, por cierto, ¿qué mensaje y qué valor quería transmitir la vicepresidenta? El de estabilidad. Pruebas: “generar bienestar”, “crear empleo”, “seguir prosperando”, “nación unida”, “pensiones seguras”, “jóvenes con esperanza de futuro”, “fortaleza”, “experiencia”…

Y es cierto que su lenguaje corporal transmitía esa estabilidad: estaba fija, arraigada en el suelo, y realizaba gestos firmes y contundentes. Éste es el punto a favor que detecto en su elevator pitch: la comunicación corporal y el mensaje estaban en consonancia.

 

Pedro Sánchez: el valor del miedo

20 segundos (la tercera parte del minuto del elevator pitch) dedicó Pedro Sánchez a criticar a su rival directo, el Partido Popular, y más concretamente a Rajoy.

Imagínate que tienes un minuto para convencer a un cliente de que eres el mejor y dedicas la tercera parte de tu valioso tiempo a criticar a la competencia. ¿Qué imagen crees que darías a tu cliente potencial? ¿Qué pensaría de ti?

Perder una tercera parte del elevator pitch en críticas a proyectos ajenos es perder una oportunidad de oro para hablar de ti mismo, de lo bueno y maravilloso que es lo que haces y de lo bien que resuelves los problemas de tus clientes.

Basándome en esos primeros 20 segundos y en otros poquitos del final del elevator pitch de Pedro Sánchez he concluido que el valor que transmitía era el miedo a lo que puede pasar si el PSOE no gobierna: “no queremos cuatro años más de Mariano Rajoy”, “hay caminos que perpetuarán a Rajoy en el gobierno”, “la única opción es el PSOE x2”, “la derecha quiere romper la solidaridad”…

Probablemente no quería transmitir ese valor conscientemente. Esto, lejos de ser una justificación, lo que evidencia es una falta de asesoramiento eficaz y efectivo en comunicación. Si hubiera reflexionado más y mejor junto con su equipo, seguramente Sánchez se habría inclinado por líneas parecidas a las del cambio, la esperanza o la estabilidad que sí trataron de defender sus rivales políticos.

Lección a extraer: en tu elevator picth, ¡céntrate en ti! En tus fortalezas, en lo que te hace especial, en lo que tú vas a solucionar… no en lo que otros hacen mal o en lo que otros han roto. Tu minuto de oro es realmente de oro: aprovéchalo.

Otro punto de mejora en Pedro Sánchez es que quiere decir mucho en muy poco tiempo, así que habla muy acelerado. Que tu elevator pitch sea sólo de un minuto no significa que tengas que embutir todas tus ideas en sesenta segundos.

De lo que se trata es de seleccionar el contenido más importante y, sobre todo, una idea principal: la que quieres que quede en tu audiencia cuando acabes tu elevator pitch.

El ejemplo contrario es Iglesias, a quien le sobraron casi 12 segundos de su elevator pitch. Concreción y sencillez son valores eficaces en un elevator pitch.

Eso sí: a Sánchez le tenemos que reconocer la gesticulación de las manos, que refuerzan su mensaje (un mensaje también rígido, como el de Sáenz de Santamaría).  

 

¿Quién fue el ganador del Debate Decisivo?

Dejando de lado opciones políticas, para mí los más eficaces en su comunicación fueron Pablo Iglesias y Soraya Sáenz de Santamaría.

Porque, independientemente de lo que decían, su comunicación no verbal era la más ajustada a los valores que pretendían transmitir. De los cuatro participantes, ellos fueron, para mí, los dos más congruentes. 

¿Qué pensáis vosotros? ¿Qué elevator pitch os ha resultado más eficaz, dejando de lado opciones políticas?

¿Qué otros puntos de mejora o qué fortalezas señalaríais en los participantes del Debate Decisivo?

Ahora el debate se traslada a los comentarios… ¡Te espero!

Irene
irene@tecomunicas.com

Apasionada de la literatura, especialista en copywriting y storytelling. Comunicadora nata. Quiero que te vuelvas a enamorar de tu negocio literario y lo haré poniendo mis herramientas a tu servicio para que aumentes tus ventas y consigas clientes recurrentes.

18 Comments
  • Ana Vico
    Posted at 19:37h, 11 diciembre Responder

    Buenísimo, Irene.

    Soy fan del elevator pitch. A mí me explicaron que se llama así porque es el tiempo que tarda el ascensor en llegar desde la planta más alta de un rascacielos a la más baja ( o al revés) y es el tiempo que tendrías para convencer a tu cliente ideal si coincidiérais los dos en el ascensor. Como no tiene escapatoria, sólo puede oírte a ti.

    Me ha gustado cómo has desmenuzado cada comunicación. Sacas muchísima información valiosísima. ¡Yo sí que veo un ganador aquí! Tu implacable análisis 😛

    Un abrazo

    • Irene
      Posted at 13:42h, 12 diciembre Responder

      Hola Ana!

      Sí, lo que dices del ascensor es cierto! Y todos deberíamos tener un elevator pitch preparado, porque nunca se sabe dónde nos vamos a encontrar la siguiente oportunidad.

      A ver si se siguen haciendo debates como éste para poder sacar chicha de la que todos podamos aprender. Un abrazo!

      Irene

  • Isabel
    Posted at 09:40h, 12 diciembre Responder

    Me parece buenísimo tu análisis. Intenta hacérselo llegar a ellos. Un saludo

    • Irene
      Posted at 13:43h, 12 diciembre Responder

      Hola Isabel!

      Pues tu comentario me ha dado la idea… y mi cabeza ya está maquinando la mejor manera de que el artículo no sólo les llegue, sino de que también lo lean! 🙂

      Gracias por pasarte! Un abrazo.

      Irene

  • Irene
    Posted at 11:50h, 12 diciembre Responder

    Me ha encantado!
    Me estoy volviendo adicta a esto de la comunicación efectiva gracias a TeComunicas, Gracias Irene!

    • Irene
      Posted at 13:43h, 12 diciembre Responder

      Hola Irene!

      Jeje… estoy creando monstruos efectivamente comunicativos… ;D

      Un abrazo!

      Irene

  • Tere
    Posted at 11:10h, 13 diciembre Responder

    Qué bueno! Cuánto aprendemos contigo y de los políticos al saber lo que no hay que hacer para comunicarnos eficazmente 🙂

    • Irene
      Posted at 12:50h, 13 diciembre Responder

      Hola Tere! Yo de quienes más aprendo es de ellos… como siempre están en todas partes… ¡hay que aprovechar! Jaja.

      Un abrazo.

      Irene

  • Diego Artola
    Posted at 12:01h, 13 diciembre Responder

    Hola Irene.

    Muy interesante Irene. Muchos detalles e información. Luego cada uno tiene también sus propias impresiones. Por ejemplo, yo no creo que Soraya destacara. Esa postura de firmeza, también es robotizada. Y parecía imitar a Frankstein con sus brazos caídos y su abrigo….Sus mensajes estaban memorizados, como un empollón escolar. Para mí poca capacidad para adaptarte al debate. Te preguntan A y contestas Z.

    De Iglesias y Rivera coincido 100%. De hecho Rivera decepcionó por las expectativas generadas. Se le suponía un buen orador.

    Y de Sánchez no sé si coincido. Es cierto que hablaba del rival. Eso tiene riesgos, le regalas el protagonismo. Pero también tiene difícil tener un mensaje propio porque tiene la competencia a derecha e izquierda con Ciudadanos y Podemos. Podía quedar como una versión parecida.

    Recurrir al antagonismo, a un enemigo común, también puede ser super efectivo. De hecho Zapatero lo hizo contra Aznar y Rajoy y le funcionó muy bien. En ese aspecto, no me atrevo a decir que sea una estrategia equivocada.

    Oye, a ver si un día te hago una videoentrevista en mi sección de YouTube Héroes Online, que contigo Herínas Online.

    Un abrazo!

    • Irene
      Posted at 12:59h, 13 diciembre Responder

      Hola Diego!

      Ole, pedazo de análisis! Muy completo y muy interesante. Es cierto que Soraya lo tenía todo memorizado, y que lanzaba consignas casi sin relación con lo que se cocía a su alrededor. Y fíjate, después de publicar el artículo me quedé pensando en lo que dices de recurrir al enemigo (en el caso de Pedro Sánchez). ¿Cuántas veces los políticos han utilizado el miedo para ganarse al electorado? ¿Hasta qué punto ese valor del miedo estaba ahí por un descuido… o por una clara intención de ganar votos? De hecho, justo ayer vi una propaganda electoral del PSOE en la que se utilizaba el lema «#cortaconladerecha». Parece que han querido enfocar, intencionadamente, su lucha en contra de la derecha, en vez de en pro de sus propios méritos.

      ¿Fallo o acierto? Para mí, como digo, fallo… yo, al menos, no votaría a un partido que prefiere criticar antes que destacar su propia valía. Por eso las sesiones parlamentarias suelen darme vergüenza ajena, porque prácticamente todos se dedican a señalarse con el dedo antes que cogerse de las manos para buscar soluciones en conjunto. En fin… creo que hay bastante que cambiar a nivel político en este país, y estoy convencida de que si los políticos se formaran en comunicación eficaz se modificarían muchas cosas. Uno de los puntos más interesantes de aprender comunicación eficaz es que lo que mejoras aparentemente sólo por fuera (cómo hablas, cómo gesticulas, qué dices y cómo lo dices) está transformándote por dentro: tus valores, tus creencias, tu forma de ver la vida, de verte a ti y a los otros…

      En fin, que me enrollo!! Lo de la entrevista, ¡yo encantada! Cuando quieras quedamos 🙂

      Un fuerte abrazo!

      Irene

  • Dominique
    Posted at 12:15h, 13 diciembre Responder

    WWAAUU,

    Si señor, eso es todo un análisis, me encanta esa observación por tu parte, yo no lo hubiera visto, como no les hago ni caso je je

    Has hecho un gran trabajo, enhorabuena

    Un abrazo

    Dominique

    • Irene
      Posted at 13:00h, 13 diciembre Responder

      Hola Dominique!

      Jajajaja, yo tampoco les hago mucho caso. No confío ni en el 10% de lo que dicen… pero me divierte analizarlos 😀

      Un abrazo!

      Irene

  • Edu Serrano
    Posted at 15:51h, 14 diciembre Responder

    ¡Muy bueno Irene!

    La verdad es que es difícil no hablar de algo que está en boca de todos hoy en día. Llevo intentando zafarme de este asunto pero no es fácil. Sobretodo porque cuando por ejemplo voy a casa de un amigo me encuentre ese debate puesto en TV, que ni sabía que se iba a producir jajaj.

    En cualquier caso, me ha encantado tu análisis del elevator pitch, yo también lo vi así. Los 4 estuvieron en su línea y destacaría que si hubo uno que lo hizo algo ‘peor’ que de costumbre, ese es Rivera. Sus bailecitos y su rapidez en el discurso no lo beneficiaron nada de nada.

    Gran lectura la que has sacado del minuto de oro de estos 4 tipos. Mañana precisamente hablo sobre la pantomima de la política con vistas a estas elecciones (ojalá pasen ya), porque yo sigo pensando que ninguno nos solucionará los problemas, somos nosotros los que debemos asumir nuestra responsabilidad.

    En fin que me enrollo como una persiana jajaj, un abrazote Irene! 🙂

    • Irene
      Posted at 18:50h, 15 diciembre Responder

      Hola Edu!

      Pues sí, los debates acaparan toooooooda la atención de los medios durante varios días…

      La verdad es que Rivera decepcionó bastante, porque, como decía Diego por aquí, se le supone un buen orador, y estaba que no daba ni una. Pero vamos… que no se salva ninguno, jajaja!

      Ahora mismo voy a leer tu artículo 😀 Un abrazo!

      Irene

  • Fernando
    Posted at 10:32h, 18 diciembre Responder

    ¡Hola Irene!
    Me había perdido este artículo tan interesante.
    Aunque no quiero entrar en política que dicen que luego todo se sabe. jajaja. Además de que estoy ya de los políticos…
    Me alegro que te hayas animado a hacer un artículo sobre el elevator pitch. Ya viste que yo hace un tiempo también me metí en ese jaleo 😉
    Creo que todo profesional debemos tener el nuestro creado. Lo primero por el bien del resto de personas, por si a alguien se le ocurre preguntarnos eso de «y tú, ¿a qué te dedicas?». Para no estar luego 10 minutos contándole un rollo enrevesado, mientras esa persona está maldiciendo la hora en la que nos preguntó. jaja.
    En efecto, el elevator pitch básicamente es para conseguir atraer la atención de la otra persona y que, por así decirlo, se quede con ganas de saber más. Llevado al artículo que escribes, yo también coincido en que los dos que mejor lo hicieron fueron Pablo Iglesias y Soraya Saenz de Santamaría. Albert Rivera me sorprendió por su falta de soltura ante la cámara y Pedro Sánchez considero que se equivocó al dedicar el tiempo a atacar, ese no es el fin.
    Por cierto, me has pillado con lo del elefante naranja. Lo primero que hice fue imaginar como sería un elefante naranja. jajaja.
    Un abrazo!

    • Irene
      Posted at 12:09h, 18 diciembre Responder

      Hola, Fernando!

      Pues yo también estoy hasta el gorro de los políticos, para qué negarlo, jaja!

      Tener un elevator pitch preparado es muy necesario y útil. Nunca sabemos dónde puede aparecer la persona indicada a la que contarle lo que hacemos. No hay que desaprovechar ninguna oportunidad, aunque parezca que una persona no va a conducirnos a nada. No se sabe detrás de quién está el diamante escondido 🙂

      Un abrazo!!!

      Irene

  • Irtha
    Posted at 13:41h, 28 enero Responder

    Hola Irene,
    me ha gustado mucho este artículo sobre el elevator pitch y cómo nos has enseñado cosas muy interesantes poniendo ejemplos tan cercanos.

    Yo me quedo con la concordancia entre el lenguaje verbal y no verbal (atenta a lo que quiero transmitir con mi cuerpo y lo que finalmente transmito), y el tema de empatizar con la audiencia.

    En cuanto a lo de «atacar al enemigo», que es el principal motivo por el que he decidido participar en los comentarios más de un mes después, es porque en cuanto lo leí me vino a la cabeza una herramienta de coaching con PNL, y es la de «saber lo que no quieres» como paso previo a «saber qué es lo que quieres», y con el hecho de que hay personas que funcionan mejor pensando en «alejarse de» que en «acercarse a».

    Yo no he visto el discurso, pero entiendo que puede ser un paso previo interesante para algunas personas: primero me hablas de lo que NO vas a hacer, de aquello en lo que estás en contra, y luego me cuentas lo que SÍ vas a hacer, lo que vas a promover…

    Aunque entiendo que, como tú dices, el tiempo es valioso y dedicar tiempo a hablar de otro es quitarte tiempo para hablar de ti pero, en cierta manera, sigues hablando de ti al decir con qué no estás de acuerdo, qué «criticas»… ¿no?

    Bueno, esta era mi reflexión y quería compartirla contigo para saber tu opinión ,)

    • Irene
      Posted at 19:41h, 29 enero Responder

      Hola, Irtha!

      Bienvenida a TeComunicas! Qué reflexión más interesante dejas aquí 🙂 Como dices, muchas veces es muy útil saber «qué no» para acercarnos a «qué sí». Leyendo tu comentario varias veces para tratar de encontrar una respuesta, me viene la idea de que el centrarnos en el «qué no» puede sernos útil cuando reflexionamos nosotros mismos de manera introspectiva, o cuando queremos solucionar un problema con la ayuda de alguien. No obstante, a la hora de comunicarnos para transmitir unas ideas sobre las cuales, en teoría, estamos seguros o en las cuales confiamos (como es el caso de estos políticos), opino que es más útil ir directamente al «qué sí», pues de esa manera estamos hablando de hechos posibles, de acciones futuras y de planes, y hablamos de ellos de manera directa.

      Pienso que una de las condiciones de una comunicación eficaz es ponerle fáciles las cosas a la persona que nos está escuchando. Si el otro tiene que analizar, diseccionar y mirar lo que decimos desde muchos ángulos para poder entenderlo, es que la comunicación no está optimizada. Por ello pienso que, en este ámbito, es mucho más útil y eficaz ir directamente a ese «qué sí», en vez de dar el «qué no» para que el otro deba descifrarlo. Ese sobreesfuerzo puede cansar a quien escucha y dejarlo como en hipnosis, algo que, por otra parte, es el objetivo de algunos políticos cuando emplean este tipo de discurso que, para mí, es algo enrevesado.

      Pero todo es cuestión de opiniones. A ver si alguien más se anima a exponer la suya 🙂

      Un abrazo!

      Irene

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