preparar una presentación

Vivir la noticia: la clave para preparar una presentación o un vídeo de éxito

Lunes, 9 de la mañana. Enciendes tu ordenador. Mientras arranca, tú apuras el café largo que va a acabar de despertarte.

Poco después de abrir el correo electrónico, una noticia que no esperabas consigue despabilarte antes de que lo haga el café largo.

Te han invitado a hacer una presentación sobre tu trabajo a nuevos emprendedores. El lunes de la semana que viene.

Una presentación en el mundo offline. Dentro de sólo siete días.

Tú estás habituado al ordenador, a las redes sociales, a los blogs e incluso puede que a los vídeos.

Pero alguien del mundo real, del mundo físico, te ha encontrado y quiere contar contigo para que des una ponencia sobre lo que haces y cómo lo haces.

Una buena oportunidad para venderte y darte a conocer rompiendo los límites del mundo digital, piensas.

Pero en seguida vienen los nervios. “Tengo que hablar en público”, te dices. En tu web te sientes protegido, pero ahora tienes que salir al mundo real.

La sorpresa inicial ha sido sustituida por el malestar general que te sobreviene cuando estás nervioso. Hace mucho tiempo que no has tenido que preparar una presentación; incluso puede que ésta vaya a ser tu primera vez. Estás desentrenado, y además sabes que en la era de las comunicaciones todo es distinto a como era antes, incluida la manera de hablar en público.

 

¿Preparar una presentación? Ya lo haré más tarde

Como sospechas que si sigues pensando en la presentación del lunes vas a acabar agobiado, decides que ya te preocuparás de ella por la tarde y retomas la torre de trabajo que te dejaste pendiente el viernes pasado.

Pero por la tarde estás cansado, así que pospones el momento para la mañana siguiente. Sin embargo, la torre de trabajo continúa ahí, encima de tu escritorio, casi igual de alta que ayer. “Ya me preocuparé de la presentación esta tarde”, te dices, sintiendo de nuevo esos nervios en el estómago que se te ponen sólo de imaginarte sobre el escenario. “Esta vez sí”.

Pasa la tarde del martes (sigues cansado: “demasiado trabajo”), todo el día del miércoles, también el jueves. El viernes ves el post-it con la cita del lunes pegado en la pantalla de tu portátil. De nuevo los nervios en el estómago. Decides que dedicarás el fin de semana a trabajar en la presentación.

Pero habías olvidado que el sábado tenías compromisos familiares irrenunciables. “Quizá me dé tiempo a dejar algo preparado por la noche”, piensas, pero al llegar a casa te quedas dormido en el sofá sin darte cuenta.

Es domingo y mañana es el día de tu presentación. A las diez de la mañana, cuando queda exactamente un día para que tengas que empezar a hablar en público, comienzas a trabajar.

 

Tu presentación empieza en el momento en que sabes que existe

No voy a acabar esta historia. Que cada cual elucubre sobre su posible final. Puede que el protagonista se dejara la piel el domingo y acabara diseñando una presentación aceptable, o puede que la pereza y el desánimo le vencieran como lo hicieron durante toda la semana y acabara entregándose a la inevitabilidad del fiasco.

No voy a acabar esta historia porque, más que su final, nos interesa su principio. Porque, en realidad, es ese principio el que determina el final.

Muchas presentaciones en público empiezan como ésta. Puede que incluso tú hayas vivido, con alguna variante, la misma historia que te acabo de contar.

Quizá no tenías que presentar ante nuevos emprendedores sino ante un público desconocido o ante un tribunal examinador, o en vez de una semana de plazo para prepararte tuvieras un mes. Pero, independientemente de cuándos y cómos, la postergación y el sentimiento de “me ha pillado el toro” estaban ahí, ¿verdad?

El primer error que cometemos cuando hablamos en público no es quedarnos en blanco o tener las manos fuera de control. El primer error es algo que habita mucho más allá del escenario, y consiste precisamente en creer que los errores, si los tenemos, empezarán a manifestarse cuando tengamos al público delante.

Pero no. Hablar en público no se hace sólo frente al público. Hablar en público es algo que comienza mucho antes de que la gente ocupa sus asientos esperando el momento en que empiece tu presentación.

En realidad, tu presentación empieza en el momento en que sabes que existe. ¿Por qué? Porque desde ese momento puedes comenzar a actuar para garantizarte el éxito en tu presentación, en lugar de hacer cosas para boicotearla (aunque sea de manera inconsciente).

Por eso, a partir del momento en que sabes que tu presentación existe, cualquier cosa que hagas determinará el éxito o el fracaso de tu actuación.

 

Tu presentación es un reflejo de tu preparación

Si después de esto has seguido leyendo, tengo que felicitarte. No todo el mundo tiene –de momento- la valentía de aceptar la responsabilidad que supone saber que las cosas no salen igual de bien si las haces de la noche a la mañana que si las abordas con el tiempo suficiente para dar lo mejor de ti.

Yo quiero mostrarte lo importante que es que te prepares para garantizarte el éxito en tus presentaciones en público (o en tus vídeos, que s lo mismo).

Da igual si ahora tienes miedo escénico o no, si estás preocupado por el lenguaje no verbal o si ya lo dominas, o si tienes dudas sobre cómo construir un discurso o si ya tienes superada esa parte. Pero todos esos asuntos se quedan cojos si, desde el primer momento en que sabes que tienes que preparar una presentación, no planificas el proceso.

Voy a serte muy sincera: en realidad, una buena preparación no va a garantizarte el éxito hablando en público. Pero también te digo otra cosa: es imposible hacer una presentación en público excelente sin haberse preparado de forma excelente.

Pero claro… ¿a qué llamamos presentación excelente?

Una presentación en la que mensaje, cuerpo, voz y emoción van en la misma dirección.

  • Una presentación en la que tú mismo eres el reflejo de lo que dices.
  • Una presentación en la que cumples tus objetivos.
  • Una presentación en la que, por encima de todo, aprendes, disfrutas y te lo pasas bien.

En resumen, una presentación excelente es aquella que refleja un proceso de preparación excelente, ni más ni menos. Un proceso de preparación en el que aúnas tus esfuerzos y te comprometes para dar lo mejor de ti; en el que la construcción de tu discurso parte de tu propia autenticidad; en el que te planteas unos objetivos y vas a por ellos. Un proceso de preparación en el que, sí, también aprendes y te lo pasas bien.

Esto es pura ley de causa y efecto, y, si lo piensas, afecta a cualquier área de tu vida, no sólo a la comunicación. Si haces series de atletismo cinco días a la semana, cada vez correrás más rápido. Si ves las pelis en versión original, cada vez sabrás más inglés. Si quedas con tus amigos todos los fines de semana, no perderás la buena relación con ellos.

Pero sucede que, aunque siempre queremos resultados excelentes, no siempre estamos dispuestos a embarcarnos en preparaciones excelentes. Exigen esfuerzo, dedicación y compromiso, y sobre todo algo que no suele gustarnos: sacrificio, es decir, posponer cosas que nos apetecen mucho por otras que nos convienen más… y todo en pos de un resultado que nadie puede garantizarnos.

Pero esto es lo que yo creo: cuanto más persigas la excelencia, más probable será que la alcances. Más te estarás garantizando el éxito.

 

Vivir la noticia

Así que, si quieres hacer una presentación excelente, ya sabes por dónde empezar a trabajar en tu objetivo: en el proceso de preparar una presentación.

Todo el tiempo, la dedicación y las ganas que inviertas en él tendrán su repercusión en la presentación. Velo como un espejo: tú eres el proceso de preparación, y tu reflejo es la presentación misma. Si mueves la mano derecha, tu reflejo la mueve. Si pules tu lenguaje no verbal, destacarás por ello en tu presentación.

“Entonces… ¿cuándo decías que empezaba el proceso de preparación?”.

Cuando sabes que tu presentación existe. Es decir, cuando te dicen que vas a presentar o cuando tú mismo decides que vas a hacerlo.

Y ese momento, el del anuncio o la decisión, aunque nos pasa desapercibido, es clave, porque va a marcar el carácter de tu proceso de preparación.

No te estoy hablando de cómo te dicen que vas a presentar. Puede ser por e-mail, por teléfono o en persona; puede que la persona que te lo comunique lo haga sonriendo y de buen humor o puede que tenga un mal día y te lo diga de mala manera.

Tú no puedes controlar eso. Y si eso fuera a ser decisivo en tu preparación, podríamos empezar un poco mal, ¿no?

Yo te hablo, en realidad, de cómo vives TÚ la noticia de que vas a presentar. Eso sí depende de ti. Tú puedes decidir conscientemente si con la noticia te alegras, te emocionas, te inquietas o sientes temor.

Fíjate que no es la noticia la que te alegra, te emociona, te inquieta o te atemoriza. No: eres tú el que gestiona la emoción que sientes cuando sabes que vas a presentar.

A lo mejor piensas que la emoción es automática y que no puedes hacer nada por controlarla. Pues te traigo un dato que va a ser clave para tu entrenamiento como comunicador: la emoción siempre va después del pensamiento. En otras palabras, antes de sentir, pensamos.

Siempre. La psicología lo ha demostrado repetidamente. Para que haya una emoción, antes tiene que haber un pensamiento. Es invariable.

 

Primeros miedos y dudas

El protagonista de la historieta que inauguraba este artículo vivió la noticia primero con “sorpresa” y después con sensación de “malestar general”.

La sorpresa aparece cuando sucede algo que no esperabas. Ese acontecimiento inesperado puede gustarte o no, así que la sorpresa, en sí misma, ni te beneficia ni te perjudica.

Pero… ¿y ese malestar general que sufre nuestro protagonista?

Pues es simplemente un síntoma de cómo vive él la noticia: con angustia, vértigo, inseguridad… y demás miedos que podríamos seguir enumerando.

Y esos primeros miedos y dudas que él siente, a pesar de que en ningún momento los expresa en voz alta –que sepamos-, condicionan todo su proceso de preparación: se pone excusas (“estoy cansado”), posterga el momento de empezar (“ya he trabajado mucho hoy”), mantiene planes que podrían, si no anularse, sí acortarse (los compromisos familiares).

Ahora que sabes que el resultado siempre es un reflejo de tu proceso de preparación y entrenamiento, puedes imaginarte cómo le iría la presentación a nuestro amigo, ¿no?

Pero estoy segura de que le habría ido bastante mejor si hubiera sabido que su manera de vivir la noticia iba a condicionar el resto de su preparación. A lo mejor habría tenido los mismos miedos en un primer momento, pero también habría sabido que es posible sustituirlos por pensamientos más favorables. Cambiar miedos por seguridades también forma parte del proceso de preparar una presentación.

Irene
irene@tecomunicas.com

Apasionada de la literatura, especialista en copywriting y storytelling. Comunicadora nata. Quiero que te vuelvas a enamorar de tu negocio literario y lo haré poniendo mis herramientas a tu servicio para que aumentes tus ventas y consigas clientes recurrentes.

4 Comments
  • Pingback:Entrevista a Irene Rodrigo. Comunicación eficaz en video.
    Posted at 09:38h, 29 marzo Responder

    […] “Disfruta hablando en público o ante la cámara desde la autenticidad” (Actualmente hay un training gratuito previo al lanzamiento del curso, te recomiendo que no te […]

  • casas rurales con encanto ademuz
    Posted at 13:41h, 25 abril Responder

    Interesante . Aprendo algo con cada web todos los días. Siempre es estimulante poder disfrutar el contenido de otros escritores. Osaría usar algo de tu post en mi blog, naturalmente dejare un enlace , si me lo permites. Gracias por compartir.
    casas rurales con encanto ademuz http://www.casaruralantiga.com/casas-rurales-con-encanto-valencia-ademuz

    • Irene
      Posted at 09:00h, 26 abril Responder

      Hola!

      Gracias por pasarte por aquí. Si quieres compartir contenido del blog, lo mejor es que incluyas un enlace sin copiar y pegar texto. Si Google detecta contenido duplicado (es decir, texto copiado y pegado de una web a otra) nos penaliza tanto a ti como a mí y bajamos posiciones en el buscador, de modo que no seremos tan fácilmente encontrables.

      Un saludo!

      Irene

  • Pingback:¿Desde dónde estas hablando? - TeComunicas
    Posted at 10:11h, 26 abril Responder

    […] Explicarte cómo condicionan tus presentaciones y tus vídeos para que decidas cuál de las posiciones querrás utilizar en cada momento a partir […]

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