25 Ene 7 hábitos para encontrar inspiración para escribir textos que emocionarán a tus lectores
¿Qué voy a contar en este artículo? Ay, madre, ya estamos otra vez… ¡Me he quedado completamente en blanco! A ver, Irene, el tema está claro: la búsqueda de inspiración para escribir. Pero… ¿por dónde empezar? Uf, estoy que no doy una… Si no consigo arrancar con lo que sea se me van a hacer las tantas, y mañana, MAÑANA tengo que publicar el post… Bueno, ¿y si… lo dejo para otro día? Hoy no estoy inspirada…
¿Te suena lo que acabas de leer? Éste es el diálogo interno que se reproduce como un disco rayado en tu cabeza el 80% de ocasiones que te sientas a escribir.
Cambia el tema del artículo, cambia la fecha límite, cambia mi nombre por el tuyo, y ¡voilà!: bienvenido a tu personal bloqueo del escritor.
El instrumento más importante de tu orquesta profesional
Cualquier persona que se dedique a escribir profesionalmente te lo dirá: buscar inspiración para escribir es parte indisociable del oficio. Una vez de cada mil, la musa baja a iluminarnos como si el cielo hubiera decidido premiar nuestro esfuerzo de años frente al folio en blanco. Pero eso no es lo normal.
Lo normal es que seamos nosotros los que tengamos que remover cielo y tierra para buscar a esa musa, para buscar la inspiración que necesitamos si queremos escribir un texto que esté a la altura de nuestras propias expectativas.
Pero la búsqueda de inspiración no es sólo cosa de escritores, redactores y copywriters. Y tú lo sabes bien, ¿verdad?
Tú también tienes que escribir artículos en tu blog profesional. Tienes que redactar los textos de tu web y las publicaciones de tus redes sociales. Tienes que enviar las newsletters a tus suscriptores y crear las páginas de venta cada vez que lanzas un nuevo producto o servicio.
Tu negocio te ha ido convirtiendo poco a poco en un profesional-orquesta, y entre los instrumentos que tienes que tocar están el bolígrafo, el papel y el procesador de textos.
¡Ah!, y se me olvidaba el más importante, el que va a lograr que esos tres anteriores suenen afinados: el instrumento de la búsqueda de inspiración.
Tal vez lo tengas guardado en su funda, olvidado desde hace tiempo y cogiendo polvo en un rincón oscuro de tu mente. Por eso, en este artículo te quiero hablar de ese instrumento. Voy a compartir contigo siete hábitos probados para ponerlo a punto, afinarlo y ponerlo al servicio de tu objetivo final, que es escribir textos fluidos e inspirados que conecten con el corazón y los valores de tu audiencia.
Estos siete hábitos ya forman parte de mi rutina diaria. Gracias a ponerlos en marcha poco a poco empecé a conectar con una fuente interna de inspiración a la que sólo lograba acceder cuando era niña y todavía no estaba condicionada por miedos, creencias limitantes y dudas sobre mi propio talento.
Si incorporas progresivamente estos siete hábitos a tu rutina diaria, empezarás a ver resultados sorprendentes no sólo en tu inspiración para escribir, sino en tu inspiración en cualquier área de tu vida: profesional, personal, relacional, etc.
Así que venga, vamos allá con mis
7 hábitos para encontrar la inspiración para escribir textos que emocionarán a tus lectores
1.- Redacta tus páginas matutinas
Hace ahora un año empecé a leer el libro-curso El camino del artista, de Julia Cameron.
El camino del artista parte de una premisa: todos somos creativos… pero algunos nos hemos olvidado de ello. Por eso el libro nos propone un proceso de 12 semanas en el que, a través de distintas reflexiones y ejercicios, reconectas poco a poco con tu creatividad.
Uno de los ejercicios obligatorios durante el curso es el de redactar las páginas matutinas. ¿En qué consiste esto exactamente? Pues en escribir, nada más te despiertas y antes de hacer cualquier otra cosa –puedes lavarte la cara si quieres ;)-, tres páginas de lo que sea que tengas en ese momento en la cabeza. Es decir: tres páginas de escritura automática.
¿Tienes que escribir una historia cada mañana? No, a no ser que sea eso lo que estás pensando. ¿Tienes que contar lo que hiciste ayer o lo que harás hoy? No, a menos que estés pensando en ello en el momento en el que escribes. ¿Y qué pasa si no estás pensando en nada? Bueno, eso es complicado, pero si realmente te sucede, entonces tendrás que escribir algo parecido a “no estoy pensando en nada. No estoy pensando en nada. No estoy pensando en nada”. Así, hasta que rellenes las tres páginas.
Julia Cameron dice en su libro que este ejercicio te ayuda a volcar sobre el papel todo aquello que te preocupa, te bloquea o limita tu creatividad. Por eso quiere que lo hagas nada más empezar el día: para que el resto de tiempo estés libre de condicionamientos y abierto a la inspiración que te llega tanto del mundo exterior como de tu propio interior. Sólo así podrás ver, escuchar, oler y sentir esa inspiración, y transformarla a través de tu creatividad… y, en este caso, la transformarás en palabras.
Mi experiencia: acabé el curso de El camino del artista en mayo de 2016… y ¿sabes qué? Sigo escribiendo mis tres páginas matutinas cada día desde entonces. Para mí han sido definitivas a la hora de ayudarme a encontrar inspiración para escribir. Por las mañanas dejo escrito todo lo que me bloquea, y empiezo mi día abierta a mi propia creatividad. Éste es uno de los libros que más he recomendado en mi vida. ¡Pruébalo, y luego me cuentas!
2.- Vuelca tus sueños sobre el papel
¿Has tenido alguna vez un sueño tan descabellado que te despertaste preguntándote cómo tu mente había sido capaz de crear tal montaje?
Ah, amigo. Échale las culpas a tu mente si quieres, pero tu mente, al fin y al cabo, es tuya, así que el diseñador último de esa paranoia mental… eres tú.
Tu creatividad inconsciente se expresa a través de los sueños. Aunque todavía no está muy claro cuál es su origen y su función, todo parece indicar que a través de los sueños reciclas y reordenas la información que has recibido durante el día, asocias unas ideas a otras, clasificas y desechas lo que tu inconsciente decide que no necesitará utilizar en el futuro.
Los sueños son una de tus mayores expresiones de creatividad, aunque a ti te pueda parecer que no tienes nada que ver en su creación. Por eso, escribir tus sueños te ayudará a hacerte más consciente de todas esas asociaciones de ideas que ya existen en tu mente y de las que te puedes servir a la hora de redactar tus textos.
En realidad, no se trata de transformar tus sueños en textos –o sí, ¿quién sabe?-, sino más bien de explorar tu creatividad y tu inconsciente a través de redactar esas películas locas que proyectas en tu mente mientras duermes.
Mi experiencia: Puedes aprovechar las páginas matutinas para escribir tus sueños. A mí, muchas veces, es lo que me sale dejar sobre el papel. Acabo de soñar, todavía tengo el recuerdo fresco, así que lo pongo en palabras y en seguida descubro asociaciones de ideas que me sorprenden e imágenes interesantes que me servirán como punto de partida para mis textos.
3.- Medita y deja espacio para el silencio
¿Cuánto tiempo al día pasas en silencio contigo mismo?
Te animo a que te observes atentamente durante un día y, por la noche, te repitas la pregunta anterior. Te sorprenderá darte cuenta de que no hay momento del día en el que no estés rodeado de ruido.
Si no estás escuchando la radio en el coche, te pones los cascos para viajar en metro; si no reproduces un audio de WhatsApp, te aseguras de que la tele esté sonando de fondo…
Y no me refiero sólo al ruido exterior. Puedes tener la tele y la radio apagadas, el móvil en silencio y encerrarte en la habitación más tranquila de tu casa…
…pero el ruido mental, tu ruido mental, te perseguirá allá donde tú vayas.
No es malo tener ruido mental. Lo que puede convertirse en un problema a la larga es no darte cuenta de que ese ruido mental está ahí. Y no pienses que a más ruido mental –a más pensamientos, a más diálogo interno repetitivo, a más disco rayado- eres más creativo y tienes más ideas inspiradas: al contrario. Es en una mente quieta, silenciosa, donde la inspiración encuentra espacio para brotar.
Entonces, ¿cómo llegar a cultivar esa mente silenciosa para encontrar inspiración para escribir? En el párrafo anterior te he dado una pista: dándote cuenta de tu ruido mental.
¿Y cómo puedes ser consciente de ese ruido mental? Yo te propongo dos vías: la primera es la meditación; la segunda, el silencio. Y ambas están muy relacionadas entre sí.
Meditar no es no pensar, como muchos todavía creen. Meditar es, más bien, observar tu mente a tiempo real: ver qué pensamientos estás teniendo ahora, observar qué emociones estás experimentando, darte cuenta de qué sensaciones emanan de tu mente hacia tu cuerpo y viceversa. Parece fácil, ¿verdad? Pues, en realidad, poner esa consciencia sobre tu mente y mantenerla durante medio minuto es realmente complicado, sobre todo porque no estás acostumbrado a hacerlo.
Durante la meditación estás en silencio, pero lo que yo te propongo es extender el silencio un poco más allá de tus meditaciones. ¿Sueles comer viendo la tele o vídeos de YouTube? Prueba a hacer una comida diaria en silencio. ¿Te pones música cuando te duchas? Empieza a hacerlo en silencio, sin más ruido de fondo que el del agua cayendo sobre el plato de la ducha.
En estos momentos de silencio y de observación de ti mismo puede brotar una inspiración incontenible que dé la idea justa que necesitabas para empezar a escribir.
Mi experiencia: empecé a meditar a principios de 2016, y a mediados de ese año decidí dejar más espacio para el silencio en mi día a día después de darme cuenta de que no había momento en que me permitiera estar a solas con mis emociones y mis pensamientos, así que nunca era plenamente consciente de ellos. En los momentos de silencio, dentro o fuera de la meditación, han surgido algunas de mis mejores ideas para escribir. La inspiración ha llegado como un rápido chasquido de dedos, y, al estar atenta y observando, he podido agarrarla y transformarla en palabras. La meditación es un hábito que sé que me va a acompañar toda la vida.
4.- Vete de paseo con tu creatividad
Muchos grandes escritores, filósofos y artistas de la Historia lo dijeron ya: cuando buscaban inspiración, salían a caminar.
Puede que a veces de obceques en escribir algo parapetado ante tu ordenador o haciendo infinitos esquemas y borradores en una libreta. Crees que, a base de esfuerzo y tenacidad, acabarás escribiendo algo que valga la pena: encontrarás la inspiración para escribir que tanto necesitas.
Pero no. La inspiración casi nunca llega a base de luchar contra ti mismo. Y menos si te mantienes anclado al escritorio y te dices que no te levantarás hasta que hayas escrito algo potable.
Cuando te sientas bloqueado ante el folio en blanco y la inspiración no llegue, hazme caso: sal a pasear. Aunque te pueda parecer que es una pérdida de tiempo porque no estás siendo productivo, la realidad es que mantenerte con toda tu cabezonería ante el procesador de textos sin lograr escribir nada que te convenza es lo verdaderamente improductivo.
Caminar, pasear, es una inversión. Estás dedicando treinta minutos o una hora a conectar con tu creatividad y a aumentar las probabilidades de encontrar inspiración para escribir. ¿Y por qué?
Pues porque cuando sales a caminar cambias tu escenario habitual de trabajo por un paisaje diferente que te trae estímulos diferentes. De repente, lo que ves ya no es un ordenador, un folio en blanco o la pared de delante de tu escritorio. Ahora ves personas desconocidas, árboles que cambian con cada estación del año, calles desiertas o atestadas de gente; hueles los aromas que escapan de los restaurantes, el rastro de la lluvia; escuchas fragmentos de conversaciones ajenas, el tráfico constante, el violín de algún músico callejero…
Es ahí, en el escenario nuevo repleto de estímulos vivos, donde tus ideas fluyen y empiezan a conectar unas con otras. No importa hacia dónde camines, a qué velocidad vayas o en qué pongas tu atención: lo importante es que estás cambiando de escenario y que ese escenario es móvil e inestable, y que a través del movimiento del cuerpo estás movilizando esas ideas que antes, cuando estabas frente a la pantalla del ordenador, estaban atrapadas y separadas las unas de las otras.
Mi experiencia: todos los días salgo a caminar durante, al menos, media hora. Trato de hacerlo cuando ya he dado por finalizada mi jornada laboral. ¿Por qué? Porque me he dado cuenta de que durante ese paseo todos los bits de información que he ido recibiendo y acumulando durante el día empiezan a conectarse los unos con los otros. Es entonces cuando me viene la inspiración, cuando tengo las mejores ideas y cuando cojo fuerza y motivación para, al día siguiente, dar lo mejor de mí no sólo escribiendo, sino en cualquier ámbito de mi vida.
5.- Haz cualquier cosa excepto lo que estás haciendo ahora mismo
Este punto está muy relacionado con el anterior. Como te decía, de nada sirve que te empeñes en escribir algo si has llegado a tu límite de saturación mental. Una vez has alcanzado un estado de bloqueo, es imposible darle la vuelta tratando de salir por donde has entrado. La puerta, amigo, está cerrada.
Para cruzar el túnel del bloqueo y encontrar inspiración para escribir no vale cambiar de sentido. Tienes que llegar al otro lado por la salida, no por la entrada.
Por eso, cuando estés completamente bloqueado y sientas que la inspiración te pilla cada vez más lejos, no trates de perseguirla: levántate de la silla, deja el ordenador o el bolígrafo tranquilos y ponte a hacer cualquier otra cosa que no sea tratar de escribir lo que querías escribir.
Abre un libro, pinta un mandala, cocina, juega con tus hijos, mantén una conversación inspiradora, ponte una conferencia en YouTube…
Haciendo esto te sucederá lo mismo que paseando: tu cerebro encontrará un espacio en el que podrá respirar, alejarse del escenario que estaba asociando al bloqueo y recibir otros inputs que tu inconsciente se encargará de transformar en inspiración tarde o temprano.
Esto es importante: no te emperres en escribir cuando estás bloqueado. No luches contra ti mismo: en mi opinión, la lucha, el sufrimiento y el esfuerzo, cuando hablamos de creatividad y de escritura, están sobrevalorados.
Mi experiencia: tengo comprobadísimo que, cuando empiezo a pelear contra mí misma para lograr escribir algo “bueno”, lo que en realidad estoy haciendo es caminar a paso firme y seguro hacia el bloqueo. Así que ahora, cuando veo que la inspiración se me escapa y que no hay manera de encontrarla, cambio de actividad sin sentirme culpable y confío en que la inspiración llegará tarde o temprano. Y siempre llega, te lo aseguro.
6.- Lee un libro a la semana
¿Has leído lo anterior y te has puesto a temblar? ¿Te parece imposible leer un libro a la semana?
Entonces alucinarás cuando te diga que uno de mis profesores de universidad nos decía que, como periodistas, debíamos leer un libro al día, o al menos uno cada dos 😉
Leer un libro a la semana es más que asequible. Un libro de 250 páginas requiere de unas 6 horas de lectura. Nos sale a una hora al día de lunes a sábado, y el domingo puedes incluso librar 😉
¿Que no se te ocurren momentos y lugares para leer? Ya te los digo yo: mientras desayunas, cuando viajas en transporte público, en colas y salas de espera, a la hora de la siesta, en tus ratos de ocio, antes de irte a dormir…
Los libros son fuentes de inspiración inagotables. Las películas y el teatro también, por supuesto, pero la diferencia es que en estas dos artes ya te están dando la imagen: no tienes que crearla tú. Sin embargo, leyendo eres tú quien imagina los escenarios, el aspecto físico de los personajes, los tonos de voz…
Esto va creando dentro de tu mente una colección de sonidos, imágenes, olores, sabores y sensaciones que, ¿adivina qué?, luego te ayudarán a encontrar la inspiración que necesitas para escribir.
Leyendo no sólo puedes encontrar ideas que te inspiren en el momento; además, estarás haciendo una inversión que te será devuelta exponencialmente en forma de creatividad e inspiración.
Mi experiencia: leer es mi pasión desde que era una enana. Da igual el género del libro que lleve entre manos: novela, ensayo, filosofía, cómic… en ellos siempre encuentro muchísima inspiración para escribir mis propios textos y me sirven para salir del bloqueo cuando creo que mi fuente de creatividad interna se ha agotado. Desde hace unos años trato de leer un libro por semana, ¡y a veces he leído hasta dos o tres! Pruébalo y verás como no es imposible en absoluto.
7.- Y por último… escribe, escribe, escribe
Ahora no pienses que me estoy contradiciendo y que te voy a recomendar que, cuando estés harto de no encontrar la inspiración, te pongas a perseguirla hasta que consigas atraparla y absorber su sangre como si fueras un vampiro…
No. Ya sabes que pienso que lo mejor cuando aparece el bloqueo es pasar a otra cosa o salir a caminar.
Pero hay una tercera opción: escribir. Escribir sin parar, de forma automática, durante 10 o 20 minutos. Más o menos lo que te contaba con las páginas matutinas, sólo que ahora ya no son páginas matutinas, sino páginas vespertinas o nocturnas, eso depende de ti 😉
Cuando la inspiración se te escape y empieces a bloquearte, coge bolígrafo y papel y vete a un lugar distinto a aquel en el que estabas tratando de escribir. Una vez allí, empieza a volcar sobre el papel todo lo que te venga a la cabeza. ¿Que tiene que ver con el texto que tenías entre manos? Perfecto. ¿Que no? También perfecto. Aquí no hay ni reglas, ni bueno ni malo, ni correcto ni incorrecto.
Esta estrategia se basa en la misma idea que casi todos los hábitos de los que te he hablado en este artículo: cuando la practicas estás cambiando de escenario no sólo físico, sino también mental. Estás dejando de pelear contra ti mismo y simplemente te dejas llevar por lo que te cuenta tu mente en ese momento, pero sin implicarte en ello: sólo observando y dando testimonio a través de la escritura. Así, estirando del hilo, es como las ideas realmente inspiradas, aquellas que permanecen ocultas en tu inconsciente formando cadenas interminables con otras ideas, pueden emerger finalmente a tu conciencia: y eso es la inspiración, ni más ni menos.
Mi experiencia: cuando veo que me estoy bloqueando o que no encuentro la inspiración, empiezo a escribir lo primero que me viene a la mente. A veces –la mayoría de veces, de hecho- doy pie a ideas súper locas que jamás colocaría en un artículo u otro texto profesional, pero esas ideas me llevan a otras, y ésas a otras nuevas, y así, a base de encadenar ideas y de permitir que lo más oculto salga a la luz, es como acabo reconectando con la inspiración.
Pon a prueba estos hábitos y encuentra por fin la inspiración para escribir
¿Te parecen muchos estos hábitos para encontrar inspiración para escribir? Pues nada más lejos de la realidad: yo los he incluido todos en mi rutina diaria y te aseguro que, desde que cuento con ellos, la inspiración ya no se me escapa, y, cuando me bloqueo, sé qué tengo que hacer para reconectar con mi creatividad.
Pero yo puedo decir misa y tú seguirás creyendo que la inspiración te rehúye. Por eso, lo más importante no es que leas acerca de éstas y otras estrategias, sino que las experimentes tú mismo. Ponlas a prueba. Incorpóralas una a una en tu día a día. Comprueba qué resultados te dan y date cuenta de cómo te ayudan a encontrar más fácilmente esa inspiración que necesitas para escribir tus textos.
Cuanto más inspirado estés, más capaz serás de redactar textos realmente alineados con tus valores que toquen el corazón de tu audiencia al apelar directamente a su manera de ver el mundo.
Y luego, claro, cuéntamelo 😉 De hecho, si tú ya llevas a cabo alguna estrategia que te dé inspiración para escribir, será genial leerla en los comentarios. Seguro que tú puedes aportarme algún nuevo hábito. ¡Te espero aquí abajo!
Patricia
Posted at 19:31h, 26 eneroGracias Irene. Voy a probar algunos hábitos! (¡varios los tenía y los he perdido!), el bloqueo me surge muy a menudo 🙁
GRacias por la inspiración
Irene
Posted at 20:35h, 26 eneroGracias a ti, Patricia! En mi experiencia, el bloqueo va aminorándose cuanto más introducimos hábitos como éstos y otros que nos inspiran. Cuando coges el ritmo de una actividad que potencia tu creatividad, el cerebro asocia una cosa con otra y empieza a surgir la magia cada vez más automáticamente 🙂
Un abrazo. Espero que los disfrutes 🙂
Irene
Ivanna
Posted at 13:30h, 27 eneroJusto lo empecé hace dos días este libro! Y cuando me estaban dando ganas de dejarlo aparece tu artículo! Gracias Irene!
Irene
Posted at 13:35h, 27 eneroLas casualidades no existen, Ivanna! 😉 Eso es que el universo quiere que sigas leyéndolo y practicando sus propuestas. Yo te aviso: si continúas, te arriesgas a que te cambie la vida… Jeje. Un abrazo y gracias por pasarte!
Irene
Andrés
Posted at 02:51h, 29 eneroYo estaba feliz con escribir 500 palabras diarias y ahora resulta que deberían ser tres páginas 🙁 jaja
Me apunto lo de escribir los sueños, hay días en los que aún me quedo en blanco y poner en Word los inventos de mi mente me vendría bien.
Y hablando de eso, dará el mismo resultado hacer esos ejercicios en computadora o será mejor hacerlos en un cuaderno de toda la vida?
Un gusto leerte de nuevo por aquí 🙂
Un abrazo!
Irene
Posted at 11:06h, 29 eneroHola, Andrés!
En realidad no deberías nada! Jeje. Todo está bien, sea como sea. Escribir, no escribir… cada cual sabe qué quiere y necesita, o así lo veo yo 🙂
Yo soy una romántica y escribo siempre a mano. Me da la sensación de que me inspiro más. Luego, si algo me gusta, ya lo paso a ordenador para asegurarme de que no se va a quedar traspapelado en un cuaderno o en un folio. La cuestión es probar y ver qué te sirve más a ti.
Un abrazo y nos vamos leyendo!
Irene
Conchi S.
Posted at 15:59h, 02 febreroHola Irene,
Tú sí que me has inspirado con este artículo. Ya tengo un montón de ideas que probar, un libro nuevo que leer y un par de hábitos que poner en práctica. Ya te iré diciendo cómo me va, pero creo que servirá para mejorar mucho más la calidad de lo que hago, ya no sólo para despertar la inspiración cuando las musas parecen abandonarnos.
Un saludo enorme.
Irene
Posted at 17:18h, 02 febreroHola Conchi!
Bien! Qué genial que te animes con los hábitos y con «El camino del artista» 😉 Para mí fue un antes y un después en mi faceta de escritora y en mi vida creativa en general. Ya me contarás tu proceso, que me interesa mucho!
Un abrazo!
Irene