21 cosas que sólo entenderás si trabajas desde casa

La verdad es que hoy, como es festivo en España, pensaba tomármelo libre y no publicar.

Pero, ¡ja!, al trabajar desde casa te das cuenta de que un festivo y un día corriente son idénticos (ve al punto #18 para más datos).

Como ayer (también festivo, ¡ejem!) me vino la inspiración, decidí escribir un artículo un poquito diferente para el blog de Tecomunicas.

 

Queridos autónomos: esto es para vosotros

Este artículo está dedicado especialmente a los que, como yo, han decidido abrir un negocio en internet que les permite trabajar desde casa.

Trabajar desde casa conlleva muchas ventajas, pero, no nos engañemos, también tiene algunos puntos en contra.

En mi caso, como descubrirás cuando leas este listado de 21 cosas que sólo entenderás al trabajar desde casa, el mayor inconveniente del trabajo autónomo es la soledad que a veces sientes.

Haciendo una especie de catarsis, he querido escribir este artículo en clave de humor con el que aquellos que habéis decidido trabajar desde casa os vais a identificar seguro.

Algunos puntos son una descripción de mi vida diaria; otros los he redactado a partir de las experiencias que otros amigos y compañeros que trabajan desde casa me han confesado.

Sea como sea, seguro que, si eres de los que se han lanzado a trabajar desde casa, te ves reflejado en más de un párrafo.

Siéntate, disfruta… y ríete un poco de ti mismo con este listado de 21 cosas que sólo entenderás si trabajas desde casa.

 

21 cosas que sólo entenderás al trabajar desde casa

#1 Eres el único de tus amigos que quiere salir en lunes

Empezar la semana en solitario, lo mires por donde lo mires, es un poco deprimente. Por eso te has convertido en el amigo pesado que bombardea a sus colegas para salir a tomar algo un lunes por la noche. Cuando los contactos de primer orden se agotan, te rebajas al último escalafón y acabas rogándole a ese “amigo” insoportable que te saque de casa. ¿Quién ha hablado de listones?

#2 Aunque te has prometido vestirte como si tuvieras que ir a una oficina, cuando llega la hora de hacer la comida descubres que todavía estás en pijama

Pasar del pijama a la ropa de calle es uno de esos objetivos (como salir a correr, comer sano o llamar por teléfono a tu abuela) con los que te autoengañarás durante toda tu vida de trabajador autónomo diciéndote que de mañana no pasa. Por alguna razón inexplicable para ti, nunca logras ser fiel a tu palabra. ¿Probamos juntos mañana?

#3 Ir a Mercadona se ha convertido en el momento más esperado del día

Cuando trabajabas fuera de casa, ir a hacer la compra resultaba una tortura. Ahora, misteriosamente, cada día descubres que en la compra de ayer olvidaste algo sin lo que hoy no vas a poder vivir: crema antiojeras, helados de sándwich o barritas de muesli, cualquier cosa es válida. Vale, te tienes que quitar el pijama, pero acabas haciéndolo tras pensar que, probablemente, el cajero de Mercadona será el único ser humano desdigitalizado que verás en todo el día. Además, las conversaciones ajenas del supermercado se han acabado convirtiendo en música para tus oídos… ¿Han dado ya las nueve y media?

#4 Tu hogar se ha reducido a un elemento: el sofá

Reconócelo: hay días que te has despertado en el sofá, has desayunado en el sofá, has trabajado en el sofá, has comido en el sofá, te has echado la siesta en el sofá, has trabajado otra vez en el sofá, has cenado en el sofá y te has dormido mientras veías una serie en el sofá. Y negarlo es inútil.

#5 En tus días libres ya no quieres quedarte en casa descansando, sino que te mueres por salir de ella 

Tus amigos dedican sus días libres (¿qué es eso?) a vaguear, ver pelis, comer y dormir: todo entre las cuatro paredes de su anhelado hogar. Ya no es que no quieran salir los lunes, es que tampoco quieren pisar la calle cuando no trabajan. ¿Será que ya ven el exterior lo suficiente durante sus días laborables? Será. Si quieres ver la luz del sol te va a tocar extender tu lobosolitariez a los días libres. Eso, o dejar tu casa para meterte en otra. Tú decides.

#6 Dedicas el 80% de tu inversión en Mercadona a alimentar a otros que no son tú mismo

Ya que nadie quiere quedar por la noche entre semana, decides ser flexible y cambias tus propuestas a la hora de comer. Compruebas con sorpresa que más de uno acepta. Al final, cada día se te acopla a comer un amigo diferente, tu primo tercero o tu madre, que siempre tendrá ganas de verte. La consecuencia es que acabas conociendo sus preferencias gastronómicas al dedillo y cuando vas a Mercadona ya no compras para ti, sino para ellos. Al menos, tus amigos te sirven como excusa para bajar cada día al supermercado a visitar a tu amigo el cajero.

#7 Eres más majo que nunca con los desconocidos

Como acabas harto de estar contigo mismo todo el día, parece como si tu subconsciente te encargara la tarea de hacer amigos en todas partes. Desde que decidiste trabajar desde casa intentas entablar conversación con el panadero, con el autobusero, con el dependiente y hasta con el poli que te está poniendo la multa. ¿Te miran raro cuando les invitas a comer a tu casa? No te preocupes: de mí también huyeron cuando lo intenté la primera vez.

#8 La última vez que conociste a alguien fue a través de Skype

Hace no tantos años, las videoconferencias de trabajo eran algo que solamente relacionábamos con los altos ejecutivos. Hoy para ti son el pan de cada día. De hecho, a tus últimos contactos sólo los conoces de cintura para arriba. Cuando los veas en persona, procura no decirles que te los imaginabas más altos o delgados, porque, invariablemente, serán más bajitos y rellenitos de lo que crees.

#9 Cuando rechazas un plan alegando que tienes que trabajar al día siguiente, nadie te cree

Tus amigos que no trabajan desde casa nunca quieren salir, pero a veces, milagrosamente, conseguís veros. Pero cuando quedáis tú no puedes perder de vista el reloj, porque al día siguiente madrugas. Si, cuando rechazas alargar la noche diciendo que mañana tienes que trabajar, tus amigos no se ríen en tu cara, que sepas que es porque todavía te respetan un poco. Porque, mientras trabajes desde casa, nadie va a creer que lo que haces realmente es trabajar. Cuanto antes lo aceptes, más feliz vivirás.

#10 Si no fuera porque te encuentras con la ducha cada vez que entras al baño, no te acordarías de su existencia

Es así. Cuando trabajas desde casa y es invierno, pueden pasar días sin que escuches la llamada de la ducha. Total, si no tiene que verte nadie. Y por Skype no te pueden oler. Menos mal que la ducha sigue ahí cada vez que entras en el cuarto de aseo, y verla te hace sentir culpable. Al final sucumbes, pero siempre te preguntarás si podrías haber sobrevivido sin ella un día más.

#11 Alternas tandas de trabajo con sesiones musicales de las que es partícipe todo el vecindario

Llevas dos horas sin levantarte de delante del ordenador. No puedes más y decides darte un descanso. En una oficina saldrías a tomar un café o a fumarte un cigarro, pero en casa lo primero que te viene a la mente es Spotify. Lo enciendes. Aquí ya cada cual decide a qué banda decide consagrar sus veinte minutos de esparcimiento musical performativo, veinte minutos de los que son testigos involuntarios todos los vecinos, claro está. (Yo me decanto por Queen. I am a satellite, I’m out of controooooooool!).

#12 Sin darte cuenta, has llegado a la conclusión de que cualquier momento es bueno para trabajar

El primer día que trabajas desde casa te descubres desayunando enfrente del correo electrónico. El segundo, en vez de relajarte viendo una serie después de comer, te meriendas una entrevista en vídeo a un influencer de tu nicho. A partir de la tercera semana, te rindes ante ti mismo y aceptas que la delgada línea que separaba tu vida de tu trabajo ya no existe. Lo próximo es dormir abrazado al ordenador, y lo sabes.

#13 Ahora te comunicas en un idioma que tus amigos de toda la vida no entienden

Al trabajar desde casa, el 70% de tus relaciones se vuelven virtuales. A medida que se fraguan, aprendes un idioma que antes desconocías: tasa de conversión, lead magnet, lector ideal, embudo de ventas, mentoring… Sin darte cuenta, trasladas este nuevo lenguaje a tu (escasa) vida “física”, con la consiguiente confusión al ver las caras de interrogante de tus amigos de toda la vida, que no entienden ni media de lo que les estás contando. Al final, llegas a la conclusión de que hay temas que será mejor no tocar…

#14 El tiempo que antes invertías en desplazarte a la oficina, hoy lo inviertes en cotillear las redes sociales

Eso de que al trabajar desde casa ganas el tiempo que antes gastabas en ir hasta tu lugar de trabajo es una mentira como un piano. Bueno, vale, sí: lo ganas. Pero lo pierdes inmediatamente en algo peor que desplazarte: mirar Facebook, Twitter, LinkedIn, Pinterest, Instagram… ¡¡¡si algunos días has visitado hasta Google+!!! Casi que te salía más productiva la hora y media de atasco diaria…

#15 Has descubierto lo que significa hablar contigo mismo (literalmente)

Hasta ahora, el pensamiento era el canal mediante el cual te comunicabas contigo mismo. Desde que empezaste a trabajar desde casa, sin embargo, te has pillado más de una vez contándote en voz alta historias de todo tipo. Que si mira qué desastrada está la cocina, que si ahora voy a hacer esto y luego haré lo otro, que si ¡ay qué bonita te estás poniendo, plantita!, voy a regarte un poco más… El siguiente nivel es cuando tus auto-conversaciones llevan como base las canciones de tu sesión musical de descanso… cuando no las estás escuchando. Sólo apto para los más pro del trabajo en casa.

#16 Deseas secretamente que el vecino de enfrente se dé cuenta de que existes y te salude

Desde la ventana de la habitación en la que trabajas ves al vecino de la casa de enfrente. Puede ser alguien que también trabaja en casa, una mujer dedicada en cuerpo y alma a la máquina de coser, un estudiante erasmus que se pasa el día tirado en la cama con resaca… Da igual. El caso es que tú tratas de llamar su atención por todos los medios, aunque procurando que no se note tu desesperación por socializar, claro. Tu deseo secreto es que, algún día, el vecino descubra que existes y te lance, por lo menos, una sonrisa confortante. ¿Dónde hay que firmar?

#17 En los peores momentos, echas de menos a tus exjefes

Sí. Incluso a esos que te gritaban por motivos inexistentes. Oye, espera, que igual tengo todavía su teléfono por ahí guardado. ¿Te apetece venir a comer a mi casa hoy? ¡Yo invito!

#18 Ya no sabes si es miércoles o domingo, y además te da igual

Desde que empezaste a trabajar desde casa te diste cuenta de que igual de bien se trabaja en miércoles que en domingo. ¿Quién fue el listo que dividió tan arbitrariamente la semana? Te dices que hoy, domingo, trabajarás todo el día, para poder tomarte el miércoles libre. Pero ya te lo digo yo: el miércoles trabajarás igualmente. Y lo sabes.

#19 Has empezado a hacer la cama sólo para no sentir la tentación de volver a ella

Que tu mesa de trabajo esté tan cerca de tu cama sólo puede traer desgracias. Desde que trabajas en casa no sólo has empezado a hacer la cama, es que además cierras la puerta de tu habitación a conciencia para no recordar que ahí dentro hay un colchón mullido cubierto por suaves mantitas. Ojos que no ven…

#20 Le cuentas cosas importantes a gente a la que apenas conoces

Hoy has conseguido un nuevo cliente. Has realizado la venta que tanto deseabas. Te ha contactado alguien muy influyente en tu sector. Como todos los emojis del WhatsApp no servirían para comunicarles a tu madre o a tu mejor amigo tu sobrenatural estado de felicidad, sales a la calle (una vez más) y le relatas tu proeza al primero que pasa (bueno, no tanto, pero sí al camarero del bar de abajo donde te estás tomando una cerveza que ni siquiera te apetece, o quizás a tu querido cajero del Mercadona, donde la verdad es que sí que tenías que ir para comprar la salsa favorita del amigo que viene a comer hoy).

#21 A pesar de todo, no cambiarías trabajar desde casa por nada

Cuando tus amigos (esos que piensan que no trabajas) te dicen la suerte que tienes por tener la oficina en casa y no verte obligado a aguantar a jefes y compañeros que parece que sólo quieren complicarte la vida (en realidad lo que envidian es tu supuesto dolce far niente, admitámoslo), tú relativizas el asunto poniendo sobre la mesa alguno de los 20 puntos anteriores. Pero, en el fondo, sabes que todo lo bueno de trabajar desde casa (quizás algún día escribiré sobre ello) compensa lo “malo” del asunto. Y, por eso, no cambiarías trabajar desde casa por nada del mundo.


 

Ahora te toca a ti. ¿También trabajas desde casa y te topas día a día con los inconvenientes que esto supone? Escríbeme cuantos puntos quieras en un comentario y los incluiré en el artículo junto a tu nombre y un enlace a tu sitio web.

¡Te espero en los comentarios!

 

Irene
irene@tecomunicas.com

Apasionada de la literatura, especialista en copywriting y storytelling. Comunicadora nata. Quiero que te vuelvas a enamorar de tu negocio literario y lo haré poniendo mis herramientas a tu servicio para que aumentes tus ventas y consigas clientes recurrentes.

31 Comments
  • María
    Posted at 15:15h, 08 diciembre Responder

    Buenísimo artículo, Irene. Deseaba terminar de leerlo para comentar lo mega-hiper-identificada que me he sentido con casi todos los puntos. Mis puntos favoritos por excelencia son: 3, 4, 5, 9, 12 y 18. Lo del sofá me ha matado. Hoy es festivo y trabajo desde que me he levantado (ya estoy anclada en el sofá). He conocido a Ana Vico por Skype estos días (de las últimas personas que he conocido la semana pasada) jajaja y mis salidas a Mercadona o Aldi son mis momentos favoritos de la semana. ¡Sí, ahora me encanta comprar! Y la gente no se cree que me paso el día trabajando… Tal cual. Lo comparto, a ver si ahora me entienden un poquito más 🙂

    • Irene
      Posted at 17:57h, 08 diciembre Responder

      Hola María! Jajaja, yo estoy igual, currando en festivo!! We can do it!

      Y desde que trabajo en casa tengo hasta cajero de Mercadona favorito. Verídico. Además el tío es de lo más majo.

      Gracias por comentar y compartir! Mua!

      Irene

  • Ana Vico
    Posted at 16:27h, 08 diciembre Responder

    Por favor Irene, qué risas más buenas me he echado XD

    Creo que cumplo todos y cada uno de esos puntos que has marcado jajaja.

    Sin embargo, no cambiaría por nada trabajar desde casa (y ahorrar en butano con esto de no ducharse jajaja).

    Un abrazo!

    • Irene
      Posted at 17:57h, 08 diciembre Responder

      Hola Ana!

      Me alegro de que el artículo te haya echo reír, ése era el objetivo =)

      Un abrazo!!!

      Irene

  • Elena
    Posted at 19:19h, 08 diciembre Responder

    ¡Buenísimo Irene!

    ¡Se me saltan las lágrimas de la risa!

    Precisamente esta semana con un cajero de mi mercadona estuve disertando sobre el embudo de ventas!

    Al final consiguió colocarme una caja de 2kg de gambones que según él estaban superbaratos.

    Los cogí para que no me diera más la tabarra…

    Me siento 100% identificada con lo que dices.

    Yo sí me quito el pijama, pero básicamente porque tengo que llevar y recoger a mi hijo al colegio y sobre todo para ir a Mercadona! Todo un planazo teniendo en cuenta el panorama.

    Yo añadiría un punto más . Hablo sola en alto, tengo unas conversaciones conmigo misma que ni con mis mejores amigas…

    En fín! que has dado en la diana con el artículo. Real como la vida misma, pero con su toque de humor elegante. Me encanta!

    Ah! A pesar de los pesares, mi camino ya no tiene retorno, soy feliz sin jefes!

    En la balanza pesa más las satisfacciones que obtengo con esto que lo que supuestamente me pierdo por ser diferente a la mayoría.

    • Irene
      Posted at 09:12h, 09 diciembre Responder

      Jajaja Elena, qué bueno lo del cajero de Mercadona. El tío hizo bien su trabajo, por lo que veo!

      Tienes razón en lo de los hijos. Se nota que mi artículo lo ha escrito alguien que vive sola! Jeje.

      Un abrazo y gracias por pasarte!

      Irene

  • Irene
    Posted at 08:06h, 09 diciembre Responder

    Estoy en medio del aeropuerto de Frankfurt a las 7:44 am después de un vuelo de 13horas, y riéndome a carcajada limpia!

    Imagínate las caras de los de mi lao jijiji

    Hacía tres meses que no salía casi de mi casa, siempre trabajando online y pocas veces saliéndo para tener la suerte de conocer a otras emprendedoras en personas, tan geniales como tú ?.

    He descubierto estas dos semanas de «vacaciones» en Tailandia, que ser autónoma y tener un proyecto propio en el que creemos ( como nos pasa a todos los q andamos por aquí) hace q ni a 15,000 kms de mi casa pueda desconectar!

    ¿ Te puedes creer que no he parao de currar de wifi en wifi ?
    O mejor aún, ¿ te puedes creer que estoy deseando llegar a mi habitación para sentame a currar y enlazar unos cuantos días de No-Me -Acuerdo-de-Ducharme? XD

    Añadiría una que me pasaba a mí antes a la lista y a la vez añadiré un humilde consejo para evitarla a su vez:

    #DESPERTARTE CON UNA IDEA PARA TU PROYECTO Y DIRECTAMENTE DESDE LA CAMA, ENCENDER EL PORTÁTIL PARA QUE NO SE TE VAYA LA INSPIRACIÓN Y EMPEZAR A DARLE FORMA!

    Tras experimentar que esta forma de empezar a trabajar no era eficaz, ahora he tomado una medida para evitarlo.
    Tengo una libretita al lado de la cama, apunto la idea, pero me obligo a seguir con una rutina matutina que me he marcado para empezar el día centrada al 100% en mi energía y equilbrio, y ya luego empiezo la jornada laboral a full! ?

    En esa rutina no hay nada que tenga que ver con proyectos online, redes sociales, viajes, coaching, ni nada que tenga q ver con LeanSelf, of course!

    *A propósito, como ya estoy de vuelta en unas horas, cuento con compartir soledad algún día, creando co-working casero ?

    Un súper abrazo y gracias por las risas y buen rollo siempre!

    Ir MiMar

    • Irene
      Posted at 09:14h, 09 diciembre Responder

      Hola Irene!

      Que sepas que te espero como agua de mayo para romper la soledad del emprendedor… jijiji!

      No me extraña lo de que no hayas podido desconectar. Yo todavía me pregunto qué pasará con TeComunicas cuando me vaya de vacaciones. Tengo la sospecha de que no descansaré del trabajo. Menos mal que, de momento, mi «modo austeridad» me impide irme de vacaciones…

      Lo de tener ideas y apuntarlas en una librerita es muy cierto! A mí también me pasa. Yo suelo apuntarlas en el grupo de WhatsApp que tengo conmigo misma (sí, se puede xD), porque el móvil es algo que siempre, sí o sí, llevo encima…

      Un abrazo y que vaya bien el viaje de vuelta! Nos vemos pronto en Valencia city 🙂

      Irene

  • Victor
    Posted at 17:06h, 09 diciembre Responder

    Buen post Irene jajaja Hay días que ni se sale de casa y eso da que pensar. Es más, para que no me pase esto me he buscado una especie de coworking para ir un par de días a la semana y ver a gente normal de carne y hueso 😛

    Un abrazo!

    • Irene
      Posted at 16:03h, 10 diciembre Responder

      Hola Víctor!

      Yo siempre intento salir de casa aunque sea un poquito, porque si no se me cae la casa encima! Sobre todo, intento salir de día, que la luz me ayuda a despejar las ideas 🙂 Yo también he pensado lo del coworking, pero de momento no me lo puedo permitir, así que sigo en casita que, a pesar de todo, no se está tan mal ;D

      Un abrazo!

      Irene

  • LuisMi
    Posted at 16:14h, 11 diciembre Responder

    Que bueno cada uno de los puntos.

    Ay, Ay con la ducha, si es que en invierno no apetece nada por el frío.

    Muy divertidos todos los puntos, y sobre todo el de los festivos, que cuando en alguna comunidad es fiesta y en la tuya no, te preguntas ¿Qué pasa? o cuando vas al mercadona en un festivo, y tienes que mirar el calendario para ver que día es, y preguntar cual es la fiesta.

    Menos mal que todas estas desventajas se compensan con las ventajas que tiene trabajar desde casa.

    • Irene
      Posted at 16:51h, 11 diciembre Responder

      Hola LuisMi!

      Jeje, me siento totalmente identificada con lo de los festivos en otras comunidades autónomas. No deberían existir… jajaja.

      Gracias por pasarte y comentar 🙂 Un abrazo!

      Irene

  • Tere
    Posted at 11:03h, 13 diciembre Responder

    Buen artículo que define a una especie nueva 🙂

    • Irene
      Posted at 12:50h, 13 diciembre Responder

      Hola Tere!

      Y que lo digas… una especie cada vez más numerosa 😀 Un abrazo!

      Irene

  • Dominique
    Posted at 11:55h, 13 diciembre Responder

    Hola Irene

    Me han encantado estos puntos de reflexión, ¡y sí que es verdad!

    Pero el hecho de escoger, cuando ir al mercadora, levántate por la mañana, estar en el sofá para ver un peli cuando te apetece, ducharte a la hora que te apetece etc. etc. ME ENCANTA.

    Esa libertad no tiene precio, eso sí, tienes que ser muy, muy disciplinada contigo misma para que no se te olvide comer, o visitar a la abuela o algún ser querido je je

    Gracias por tu reflexión me identifico totalmente

    Un abrazo

    Dominique

    • Irene
      Posted at 12:51h, 13 diciembre Responder

      Hola Dominique!

      Estoy contigo. A mí, el trabajar en casa me da una libertad que no cambiaría por nada. Sí que es cierto que poco a poco hay que ir disciplinándose, aprendiendo estrategias de productividad y de concentración… pero vale la pena mucho =)

      Un abrazo!

      Irene

  • Jose A. Galián
    Posted at 23:59h, 13 diciembre Responder

    Jaja, muy cierto todo Irene.

    La verdad es que trabajar desde casa tiene un monton de cosas buebnas… pero no todas son buenas. Yo lo que peor llevo es la catidad de horas que pasas SOLO delante del ordenador, a veces se echa en falta hablar con compañeros o con quien sea, jaja con el punto #7 me identifico mucho.

    • Irene
      Posted at 08:42h, 14 diciembre Responder

      Hola Jose!

      Ya, para mí la soledad es lo peor! Mira que me gusta estar sola… ¡pero no tanto! Jaja. Aunque creo que empiezo a acostumbrarme.

      Un abrazo!

      Irene

  • Eva
    Posted at 21:00h, 15 diciembre Responder

    Hola Irene,

    ¡¡Genial el artículo!!

    Yo añadiría una situación más que se nos da a los que tenemos hijos (por lo menos a mi). Es cuando llega uno de ellos y te dice «mamá, ¿me dejas un ratito el ordenador?»

    Es que él también lo necesita…. jajajaja

    Saludos!!

    • Irene
      Posted at 11:14h, 16 diciembre Responder

      Hola Eva!

      Jajaja, pobrecitos! Con lo fan que era yo del ordenador cuando era pequeña, no me imagino lo que habría sido tener un padre que trabajara en casa! Me habría subido por las paredes =)

      Un abrazo!

      Irene

  • Pingback:¿Qué hacer cuando vives en vacaciones? - Traviajar
    Posted at 21:04h, 18 diciembre Responder

    […] desde casa, puedes caer en algunos de los puntos que menciona Irene en su artículo: “21 cosas que sólo entenderás si trabajas desde casa” que la verdad, por muy graciosos que suenen, más de uno caemos en varios en algún momento […]

  • Alejandro Quintana
    Posted at 14:01h, 19 diciembre Responder

    Irene, qué buen post, me he reído un montón y… sí, yo también me identifico con el 90% de los puntos, jejeje… un saludo, gracias por tu sonrisa.

    • Irene
      Posted at 15:45h, 19 diciembre Responder

      Hola Alejandro!

      Bienvenido a TeComunicas! Me alegro un montón de que te haya hecho sonreír =) la verdad es que mira, de estas cosas «malas» es mejor reírse que llorar, jajaja!

      He estado echando un vistazo a tu web. No sé si conoces mi otro proyecto, http://www.leemetv.com, pero creo que te gustará! Estamos en contacto. Un abrazo!

      Irene

      • Alejandro Quintana
        Posted at 14:58h, 24 diciembre Responder

        Pues la verdad es que solo te conocía por este blog y por La Trubu 😉 Fantástico tu otro proyecto, hablemos y vemos si surge algo, ok? ¡Un abrazo!

        • Irene
          Posted at 15:46h, 24 diciembre Responder

          Cuando quieras, Alejandro! Un abrazo y felices fiestas.
          Irene

  • Diana Garcés
    Posted at 19:30h, 23 diciembre Responder

    Definitivamente trabajar desde casa es un reto que requiere mucha organización para no caer 1) en estereotipos y 2) en una vagancia porque tienes «mucho tiempo» cuando la verdad es que no es así.

    Cuando Trabajas desde casa corres el riesgo de hacer más de lo que harías si tuvieses un trabajo normal, ya que al estar en casa intentarás sacar tiempo del trabajo para aprender a cocinar, hacer mas «arreglos» o cambios, entre muchas otras cosas que normalmente no intentarías porque con tanto trabajo «no hay tiempo» para nada.

    Así pues a pesar de que no distinguir entre lunes y festivo, entre sofá, cama y escritorio. No lo cambio por nada del mundo el hecho de acostarme a la hora que quiero y levantarme sin remordimiento cuando lo deseo, si a eso le sumamos que podemos trabajar desde donde nos de la gana, hablando de ubicación geográfica, trabajar desde casa es lo mejor del mundo, así creas que no tienes vida social, descubrirás que tienes muchas más relaciones verdaderas que aquel que tiene muchos compañeros de trabajo y está todo el tiempo rodeado de «colegas»

    Porque cuando trabajas desde casa aprendes a cultivar relaciones verdaderas y eso, sumado a todo lo demás, lo hace una experiencia maravillosa 🙂

    Un abrazo guapa, genial el post 🙂

    • Irene
      Posted at 19:37h, 23 diciembre Responder

      Hola Diana!

      Jolín, qué comentario tan guay 🙂 Pues tienes razón. La verdad es que desde que he empezado a trabajar desde casa he conocido a personas que, como yo, también tienen la oficina al lado de su cuarto de dormir, y esos nuevos encuentros han supuesto un enriquecimiento increíble. A algunos los he conocido en persona y nos vemos habitualmente, y yo encantada de la vida! 😀 Por mucho que me pueda quejar a veces, yo tampoco lo cambio por nada…

      Un abrazo y felices fiestas!!!
      Muaks.

      Irene

  • Pingback:Bloggers con voz propia. 10 blogs que me inspiran - María Mikhailova - Online Coaching
    Posted at 14:53h, 19 enero Responder

    […] Artículo recomendado: 21 cosas que sólo entenderás si trabajas desde casa […]

  • Sobrevivir a trabajar en casa
    Posted at 15:50h, 12 noviembre Responder

    Me he reído un rato porque muchas cosas las comparto. Aunque yo sí que me visto para trabajar, no sé me ayuda a sentirme profesional.

    Y reded sociales y sofá los tengo prohibidísimos mientras trabajo, pero la tentación está ahí!!

    Yo añadiría a mi lista que el supermercado me sirve para hacer deporte, porque algunos días es el único momento en el que salgo de casa, así que con toda la fuerza de voluntad que tengo voy al lidl a comprar leche solo porque me dé un poco el aire.

  • Enrique
    Posted at 18:46h, 22 diciembre Responder

    Hola Irene.

    No acierto a saber cuándo escribiste esta entrada. Tampoco importa mucho, fuera el año pasado, o hace 5, sigue siendo vigente lo que tan acertadamente detallas. Te felicito. Me he sentido identificado con gran parte de ellas, y cómo les ha ocurrido a otros/as, también me has arrancado varias sonrisas.

    Incluiría por mi experiencia alguna observación más, como por ejemplo, el alto riesgo de procrastinación del freelance o auto-empleador, y también, especialmente en quienes vivimos solos, una pobre disciplina en la nutrición (orden en las comidas, poca elaboración y variedad, etc.)

    Más en tono jocoso, añadiría la sorprendente habilidad que se adquiere para detectar micro-fisuras en el techo cuando nos tumbamos en el sofá, en la cama, o en el suelo esperando alumbrar una buena idea, o simplemente descansando la vista. ¿Y qué me dices de la destreza que se va ganando en bricolaje a medida que nos vamos atreviendo con ese grifo que gotea, la puerta que cierra mal, o el testarudo riel de la cortina que va ganando en resistencia?
    Bah, nada que no pueda arreglar un buen vídeo en yutuf y todo nuestro tiempo del mundo. Antes, o no me atrevía, o no tenía tiempo para nada.

    Advierto también ahora que desde hace 3 años (los que llevo trabajando en casa, tras 19 residiendo en ella) conozco con gran precisión -involuntaria, pero milimétrica- los hábitos domésticos de las 2 familias vecinas con las que, arriba y a un lado, comparte mi piso paredes. Horarios de salir, de volver, duchas, perros, niños, teles, tacones, compras… un verdadero horror. ¿Qué ha pasado?… ¡pero si creía estar sólo en el bloque!

    En fin, es verdad que, en general, nos podemos dar con un canto en los dientes por poder trabajar y desempeñarnos desde casa, pero, en ocasiones, como bien se ha apuntado por ahí, cuesta combatir -mucho- la sensación de soledad. Una MUY poderosa enemiga.

    En fin, un placer haberte descubierto en la red, Irene. Gracias por tu trabajada y divertida reflexión.
    ¡Feliz Navidad!

  • Iris
    Posted at 23:22h, 20 febrero Responder

    Saludos Irene..
    No he parado de reirme… nada mas cierto que todo lo que expones. Creia que era la unica que pasaba el dia en pijamas… jajaja
    Gracias

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